Sobre mí
Quién es Iraida Maeso
Mi interés por el tejido llegó tarde, pero de alguna forma, siempre ha estado en mí. Crecí viendo a mi madre y a mis abuelas tejer cada día, con una calma casi ritual. Ellas no solo hacían jerséis o chaquetas para los más pequeños de la familia, hacían hogar.
Años después, mientras decoraba mi casa y buscaba algo que me reconectara conmigo misma, encontré en el tejido ese espacio. Empecé por curiosidad: croché, telar, latch hook… pero fue el macramé el que me atrapó del todo.
Durante tres años compartí esta técnica con decenas de mujeres en talleres por varias ciudades de España y realicé encargos personalizados. Incluso llegué a exponer una escultura de más de seis metros en una muestra de arte, tejida con más de diez mil metros de cuerda.
Empecé a observar qué era lo que me hacía detenerme ante ciertos espacios. Qué elementos me provocaban esa sensación de calma, de recogimiento, de silencio mental. Quería entender por qué un objeto o un entorno pueden reconectarnos con nosotros mismos. Así llegué a la neurociencia, al neurodiseño y la neuroarquitectura.
Desde entonces, investigo cómo los espacios influyen en nuestro estado emocional y mental: cómo las formas, los colores, las texturas y los materiales pueden ayudarnos a sentirnos mejor, más en paz, más conectados con nosotros mismos, porque el entorno no solo se habita: también nos transforma.

Iraida Maeso es mi forma de traducir esa sensibilidad en piezas.
Diseños textiles que no solo están hechos a mano, sino pensados para acompañar desde lo emocional y lo sensorial. Cada obra nace de una intención: transmitir serenidad, invitar a la pausa, crear espacios que nos devuelvan a lo esencial.
Este proyecto nace de una búsqueda personal: vivir con más calma, con más sentido. Cada pieza refleja esa intención. No sigo tendencias: diseño desde lo que me mueve, lo que estudio y lo que siento.
No son solo textiles. Son experiencias sensoriales. Piezas pensadas para mirar, tocar, oler y habitar. Para que el espacio no solo sea bello, sino que te devuelva a ti.
Los entornos que habitamos influyen en cómo nos sentimos. Mis piezas están creadas para acompañarte, para ayudarte a parar, y para recordarte que la belleza también puede sanar.
Trabajo cada pieza con respeto por los materiales, el entorno y las personas. Desde la producción local y ética hasta el embalaje socialmente responsable, todo forma parte de un proceso consciente que pone en valor lo que de verdad importa: la calidad, la conexión y el cuidado.
Trabajo con materiales naturales , procesos lentos y composiciones intuitivas que buscan generar bienestar
a través de la forma, la textura y la presencia sutil de cada pieza
.
Pongo intención en cada hilo, en cada forma, en cada silencio entre cuerda y cuerda. Porque no creo en lo superficial, creo en lo que deja huella.
“Cada pieza es única. No solo por cómo está hecha, sino por la intención que la habita. Ser un refugio en el que quedarse un momento más.”